Bullying

Desde que cursaba el segundo grado de primaria me recuerdo como un niño muy tímido: me daba miedo hablar, no tenía amigos, nadie quería llevarse conmigo. Por ser tan retraído y callado mis compañeros se burlaban de mi, decían que era muy delgado, me ponían apodos, me insultaban y agredían físicamente.

Recuerdo que sentía mucha tristeza y soledad cuando veía que a ellos les causaba bastante gracia todo lo que me decían y hacían, sentía mucho coraje contra todos los que me ridiculizan.

Desde que cursaba el segundo grado de primaria me recuerdo como un niño muy tímido: me daba miedo hablar, no tenía amigos, nadie quería llevarse conmigo. Por ser tan retraído y callado mis compañeros se burlaban de mi, decían que era muy delgado, me ponían apodos, me insultaban y agredían físicamente.


Recuerdo que sentía mucha tristeza y soledad cuando veía que a ellos les causaba bastante gracia todo lo que me decían y hacían, sentía mucho coraje contra todos los que me ridiculizan. También me enojaba conmigo mismo, odiaba mi cuerpo, mi forma de ser y a mi familia porque pensaba que por su culpa yo era así.


Por si fuera poco, tenía problemas en mi casa debido a que mis papas siempre discutían y al final sacaban sus rencores y frustraciones conmigo; además no existía buena comunicación con mis hermanos y me sentía muy solo, sin nadie a quien comentarle lo que me sucedía.


Cursaba el cuarto grado cuando mi actitud se torno agresiva y hostil, ocasionado esto por el rencor generado por las burlas de que era objeto; golpeaba a mis compañeros y los humillaba, porque de esa manera quería vengarme de todos  los que me habían hecho daño.

En la secundaria, además de mi agresividad hacia los demás, empecé a poner apodos a mis compañeros en base a sus defectos físicos y los llegue a exhibir ante las niñas con el afán de hacerlos sentir mal.


Después de tener esas actitudes me ponía mal, experimentaba angustia, soledad e inconformidad conmigo mismo, pero como trataba de llamar la atención, pensaba que burlándome y humillando a algunos de mis compañeros iba a encajar y ser aceptado por los demás, que al final me hablarían y se llevarían conmigo; por eso, cada día, repetía mis agresiones sin importarme lo que yo sufriera más tarde


Ahora que estoy en el Movimiento Buena Voluntad 24 hrs de Neuróticos Anónimos he podido superar todo eso, ya que me acepto como soy, tengo amigos y amigas, he podido sostener relaciones sanas con mis amistades y sobre todo con mi familia, gracias a la terapia que me brinda la agrupación.